寂しさについて・・・

Tengo la creencia de que la nostalgia es como un rompecabezas. Está construída por varias, numerosas partes en nuestro cerebro. Y tan retorcidas y chuecas como pueden ser las piezas de un rompecabezas, así lo son los detonadores de nostalgia en nuestra cabeza. La sentimos y muchas veces no comprendemos la razón. Recientemente viví un momento nostálgico fuerte y fui feliz porque identifiqué los detonadores del mismo. Esto me hizo consciente de lo que al menos en mí la genera, y sonreí mucho.

Por primera vez en meses comí sola en mi trabajo.

Ha sido común en mi trabajo que conecto mucho con una persona, y más temprano que tarde, esta misma vive un cambio en su vida y le toca despedirse de este lugar, y a mí me toca despedirle. Lo he vivido al menos cuatro veces. Lo lindo es que, no importa qué tan triste sea despedirlos: 1) Es maravilloso verlos crecer en su nueva etapa, y 2) Por más solitario que pueda parecer en un inicio, siempre ha llegado otra alma genuina a este lugar para demostrarme que aún hay espacio para amistades y conversaciones nuevas.

Así pues, poco después de que mi más reciente amigo partiera a su siguiente aventura, me tomé un momento de solitud. Comí sola y, posteriormente me serví una taza de café y me senté entre plantitas a beberla. Justo acababa de llover y hacía un poco de frío. El olor a café era delicioso. Y así, esta mezcla de cosas, mi solitud, el café y la lluvia, me llevaron como una máquina del tiempo a un momento nostálgico del pasado:

La facultad antes del período de intercambio: Aunque sin duda alguna fue una época en la que me sentí sola, no cabe duda que fuí muy feliz. Por aquel entonces yo era una persona que en general se sentía, así, sola. Pero no lo estaba realmente. Tenía por fin a mi grupo de mejores amigos del japonés. Tenía a mis papás, y tenía a un par de amigos japoneses. Pero en esa etapa de mi vida fue cuando más estuve en necesidad y búsqueda de una conexión profunda con alguien. No me refiero a algo necesariamente romántico. Sólo una persona que comprendiera lo que yo solía observar como importante en la vida y así pudiéramos pasar horas dialogando sobre eso. Eventualmente logré conectar con personas y fue fantástico. Pero el período de búsqueda fue por un lado solitario, y por otro, feliz. Feliz porque pasé mucho tiempo conmigo y me dediqué a observar: observaba a la gente. Escuchaba sus palabras. Contemplaba su interacción. Recopilaba información de ellos y así construía un bagaje personal nuevo: nueva música, nuevas películas, nuevos libros.

Dicho de otra forma, los contemplaba a ellos y me construía a mí.

Caminaba a casa con toda esta información. En aquel entonces aún no era buena amando. Hoy me arrepiento de que, en aquellos días siempre llegaba a casa directo a mi cuarto. Pude haber sido menos egoísta en mi crecimiento y compartirme más con mis papás y aprender también de ellos. Supongo que fue parte del mismo proceso de crecer.

Pero la conclusión de esa etapa es que, a pesar de sentir una solitud enorme, estuve y sentí mucha felicidad.

Durante esos días hubo mucha lluvia, mucho café y días nublados y frescos.

Volviendo a mi día de solitud en el trabajo, al sólo sentir esto por 5 segundos, pude sentirme exactamente como me llegué a sentir en el pasado. Y, a pesar de la solitud, me sentí feliz.

Buscamos frecuentemente estas sensaciones volviendo a lugares de antaño. Ahora me encuentro en un café en el cual viví muchos días de aquella época. En este momento, eso se siente como volver a poner una película que me gusta mucho y que me hace sentir de maravilla. ¿Cómo lo hacemos en la vida real? Volvemos a lugares, o procuramos acciones que solían ser del diario.

Estoy en La Estación de Lulio y los meseros han cambiado. Los anteriores sabían que aquí pasaba yo tardes enteras escribiendo. Leyendo. Escuchando música. Antes no tenía laptop aún. Todo era papel y pluma, como decidí hacerlo hoy de nuevo. Pasaba aquí tardes esperando que la vida me sorprendiera junto con mis café o mis copas de tinto, con un encuentro fantástico.

Estos meseros aún no saben eso sobre mí. Es jueves y casi no hay gente. Observo ciertos equipales y revivo momentos.

Que no se vaya la vida en vano.
Que no se vaya sin que hayamos sentido.
Que no se vaya sin que hayamos conectado.

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