Castillos en construcción

Me platicaba un ex compañero que él no sentía que tenía realmente un hogar en ningún lugar. Que ninguna parte, en realidad, le daba esta sensación.

El concepto del hogar pude ser quizás, para muchas personas, la casa donde vivieron desde pequeños y en la cual aún podrán encontrar a parte de su familia o a personas en las que más confían.

Yo tengo la sensación de un hogar hacia tres lugares. Quizás cuatro. Y todos tienen en común personas en las que confío, además de ser lugares en los que he vivido cosas fantásticas:
– La casa de mis padres.
– Por su puesto, mi casa.
– El Valle de San Fernando.
– Y Japón.

Pero pienso que, qué lindo sería si pudiéramos simplemente construir ese lugar dentro de nosotros mismos para tenerlo siempre presente, independientemente del lugar en el que nos encontremos o del lugar al que vayamos.

Y pienso también que, quisiera que cada una de las personas a quienes amo construyeran su propio mundo. Un mundo entrejedido por las palabras más bonitas que desean decirle a una persona en particular. Y que caminen por ese mundo reconstruyéndolo a diario.

Cada uno medirá su propio mundo con su particular intensidad. O con lo que sea que deseen medirlo.

El mío, inevitablemente, se mide por amor y música. Y reconstruyo todo el tiempo un mundo entretejido por canciones que cuentan historias… Mil historias, que son todas la misma en realidad:

Una vida llena de color y de sentir.

El corazón propio como concepto de nuestro hogar 🙂

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